Saber cómo reaccionarán los peloteros a un cambio de equipo es una verdadera lotería. Para algunos es un respiro de aire fresco que los ayuda a rejuvenecer sus carreras; sin embargo, en otras oportunidades es un golpe anímico que lleva a muchos a perder la brújula dentro del terreno de juego. Eugenio Suárez, hasta los momentos, tiene su nombre inscrito en la primera lista.
El nativo de Puerto Ordaz fue canjeado a los Marineros de Seattle el pasado 14 de marzo, a poco menos de un mes para que diera inicio la presente contienda. Pudo haber sido un movimiento difícil de asimilar para el toletero, tomando en cuenta que había encontrado una casa en Cincinnati, ciudad que lo acogió durante los últimos ocho años de su carrera.
No obstante, Suárez ha enfrentado una realidad muy distinta. El margen de evaluación todavía es muy pequeño – apenas 15 encuentros antes de la jornada del martes – pero su desempeño en lo que va de la temporada 2022 se ha visto mucho más parecido al que tuvo el criollo entre 2017 y 2019, cuando recibió una invitación al Juego de Estrellas, votos para el premio al Jugador Más Valioso e incluso implantó una marca de jonrones para un paleador venezolano en una misma campaña.
Desde entonces, Suárez acumuló 202 compromisos con los Rojos, en los que su promedio de bateo fue de apenas .199. Su producción estuvo lejos de desaparecer, pues sacudió 46 bambinazos y remolcó 117 rayitas en ese lapso, pero su cantidad de ponches (238 en 703 turnos oficiales) resultó particularmente alarmante.
Dividendos inmediatos:
Seattle, a semanas de culminar una temporada 2021 que los dejó a las puertas de la clasificación a la postemporada, decidió apostar por un renacer del antesalista, de todavía solo 30 años de edad. La recompensa ha sido todo lo que la directiva y afición del club podían esperar, tal como lo refleja su línea ofensiva de .255/.359/.527, con seis dobles, tres vuelacercas y 10 remolcadas en sus primeros 55 turnos.
La química que encontró Suárez dentro del clubhouse de los bucaneros ha tenido mucho que ver con su despertar ofensivo. Además, por primera vez en algunos años, el infielder se encuentra en una divisa cuyo propósito real es clasificar a los playoffs y ponerle punto final a una sequía de más de 20 años sin alcanzar la fiesta de octubre.
«La vibra que tienen en el clubhouse. Estamos todos juntos, desde la directiva, los «clubbies», los tráiners, los chicos de prensa. Todos estamos juntos», le comentó el cañonero al Seattle Sports Station. «Solo pensamos en ganar juegos«.
Antes de la faena de este martes, solo ocho bateadores calificados en toda la Liga Americana tenían un mejor OPS que los .915 puntos que exhibía Suárez. Asimismo, el oriundo del estado Bolívar era solo uno de 12 toleteros del joven circuito con doble dígito en el renglón de fletadas.
Más allá de resaltar algún ajuste en su mecánica o trabajo en el cajón de bateo, Suárez reiteró que el buen ambiente con el que lo recibieron en Seattle tiene mucho que ver en lo que está viviendo en la actualidad.
«La forma en la que estamos unidos desde el principio, desde que llegué para acá en el spring training, me hace sentir muy agradecido de poder ser parte de este equipo. Los fanáticos, la multitud todos los días. Es muy agradable estar aquí», agregó.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: AP.