Hace un año Luis Arráez hizo su grata y fructífera irrupción en Grandes Ligas

De la manera más peculiar: literalmente bañado en cerveza y dentro de un autobús. Así fue como el venezolano Luis Arráez recibió la noticia de que sería un nuevo jugador de las Grandes Ligas, después de que el 16 de mayo de 2019 los Mellizos de Minnesota lo premiaron con el ascenso.

«Cuando me subieron a Triple-A era por algo, yo me lo imaginé, aunque no me esperaba que esto llegara tan rápido, Para ello estuve trabajando», alcanzó a decirle el infielder venezolano, embargado de emoción, al departamento de prensa de Navegantes del Magallanes, conjunto al cual pertenece en la LVBP.

Luis Arráez y sus números sobresalientes en las granjas

Fue inadvertido, pero no sorpresivo. Arráez hasta ese punto había tenido un rendimiento superlativo en las ligas menores. En  seis campañas como integrante de las filiales de los gemelos, se cansó de batear y así lo refleja el .331 de promedio ofensivo que arrojó tras 1.428 turnos oficiales repartidos en 367 juegos.

Dentro de todas las categorías el oriundo de San Felipe, capital del estado Yaracuy ubicado al occidente de Venezuela, se encargó de castigar a los lanzadores. Siempre terminó por encima de .300 de average, con dos zafras de más de 100 imparables.

El 2019 fue su año de consagración en todo sentido. Inició en Doble A y en 38 careos con el Pensacola Blue Wahoos, que dirige el también venezolano Ramón Borrego, ligó para .342 con 14 carreras empujadas.

Dicho desempeño lo llevó a subir el escalafón y por primera vez en su carrera conocer las lides de la sucursal Triple A. Una vez instalado allí también dejó su huella hiteadora y le alcanzó para batear .348 en los 16 partidos que tuvo antes de recibir el gran llamado.

“Primeramente llamé a mi mamá pero no me atendió. Luego llamé a mi hermana y después a Ramón Borrego. En realidad con el primero que hablé fue con Borrego. Fue una de las personas que me ayudó bastante cuando llegué a Estados Unidos. Fue mi primer manager, estoy muy agradecido con él y con todas las personas que me apoyaron», le manifestó el novel pelotero en ese entonces a la oficina de comunicaciones naviera.

Llegó  y deslumbró

Luego de tomar un vuelo a Detroit con conexión a Seattle, Luis Arráez se integró oficialmente a la plantilla de los Mellizos, que se encontraban de visita para medirse con los Marineros. En el clubhouse encontró muchos rostros conocidos, como los de sus coterráneos Willians Astudillo, Marwin González, Ehire Adrianza y el lanzador Martín Pérez.

Tampoco eran extraños los jugadores de otras nacionalidades, como Jorge Polanco, Rafael Berríos e incluso Max Kepler, con quienes había tenido la oportunidad de compartir en las menores. Por ello su adaptación fue, si se quiere decir, más rápido de lo esperado.

En primeras instancias la promoción de Luis Arráez correspondió a un movimiento de emergencia después de que el dominicano Nelson Cruz se lesionó la muñeca de la mano izquierda y tuvo que ser incluido en la lista de incapacitados por 10 días.

Se suponía que ese iba ser el tiempo de estadía en la gran carpa de Luis Arráez; no obstante, el mismo con su bate se encargó de que no fuera así.

El 18 de mayo recibió la primera gran oportunidad. Con el juego a favor de Minnesota 15 a 0, el manager Rocco Baldelli decidió ponerlo a debutar en sustitución del dominicano Polanco, su campocorto titular.

En su primer turno falló con un elevado

En la parte alta del sexto capítulo le tocó consumir su primer turno en Las Mayores. Falló con un elevado al jardín central.  Su segunda comparecencia en el plato se produjo en el octavo inning con un out en la pizarra y un compañero en posición de anotar. Superado el nerviosismo y ansiedad típica de la primera vez, Arráez aprovechó un pitcheo franco del lanzador naviero Cory Gearrin para conectar una línea tendida hacia el jardín izquierdo, que se convirtió en un doble y sirvió para estrenar también su cuenta de rayitas impulsadas.

“Después de que terminó el juego el equipo hizo un meeting (reunión) y me dieron la peltoa de mi primer hit. Todos los jugadores del equipo junto al staff me felicitaron. Agradezco al apoyo de Martín Pérez, también el de Marwin González que me felicitó por el doble y el de Ehire Adrianza. Estoy agradecido con todos», exclamó el toletero que contaba con 22 años de edad en ese momento.

Hecho para batear

Luego de ese día de estreno, Baldelli decidió ponerlo como titular para los siguientes cuatro desafíos y Luis Arráez respondió de gran manera al conseguir 6 imparables en 16 visitas al plato, incluido un cuadrangular, un batazo impropio de sus características, porque en las menores apenas acumuló seis.

«Ver a un chico tan joven subir con una sensación tan tremenda por la zona de strike, es divertido verlo. No ves ese nivel de madurez en la caja de muchos chicos de esa edad», le dijo Baldelli al Star Tribune.

Desde allí en adelante, Arráez no hizo otra cosa que deslumbrar cada vez que le tocaba enfrentarse con los lanzadores contrarios. No solo se estableció como grandeliga y recibió mayor tiempo de juego que el previsto, sino que además su nombre estuvo entre los aspirantes al premio Novato del Año de la Liga Americana.

Al final terminó con .334 de promedio, producto de 109 hits en 326 chances ofensivos. Dejó .399 en porcentaje de embasado y .838 de OPS. Además, anotó en carrera 58 veces, remolcó otras 28, pegó 4 batazos de vuelta entera y se estafó un par de almohadillas. Llegó sexto entre las votaciones al novicio más destacado del nuevo circuito.

Las sensaciones que dejó Arráez fueron tan gratas, que para este 2020 estaba llamado a ser uno de los baluartes del equipo, que aspira a que se convierta en su antesalista estelar para el futuro inmediato.

Escrito por: Redacción Sports Venezuela

Foto: MLB.com

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