Martin Pérez avisó el pasado 29 de abril en Texas. Ese día, a pesar de que cargó con la derrota, sintió que había dado con la tecla y que sus actuaciones iban a mejorar considerablemente. Infló su pecho y con total confianza les comentó a los exigentes periodistas de las Grandes Ligas que iba a ser uno de los abridores más dominantes de la rotación de los Red Sox.
Y no era sencillo soltar esa aseveración. Para ese momento, Pérez había perdido dos de sus cinco presentaciones con una efectividad de 4.70, por lo que su credibilidad no estaba en el punto más alto y señalar que iba a mejorar podría definirse como una opinión carente de argumentos sólidos.
“Buen juego”, expresó Pérez a MLB. “Creo que necesitaba uno de estas presentaciones para recuperar todo. Creo que pude combinarlo (todos mis pitcheos). Mi cambio estuvo ahí y puede [crear diferencia] entre los lanzamientos. Fue una buena salida. Competí e hice lo mejor que pude para ganar el juego”.
Desde entonces, Martín Pérez cumplió con su palabra. Se convirtió en el brazo más confiable en la rotación de los Red Sox y hasta se metió en una de las mejores rachas de su carrera, llevando sus guarismos de un punto sombrío a ser de los mejores dentro de su carrera en las Grandes Ligas.
El zurdo lanzó 7.2 episodios en blanco ante los Astros en los que solo concedió seis inatrapables. Le negociaron un boleto, pero rápidamente terminó la amenaza. Además, ponchó a cuatro rivales para redondear una de sus mejores actuaciones de cualquier serpentinero de los Red Sox durante la actual temporada.
Tras esa exhibición en Houston, Martín Pérez extendió a cuatro su cadena de aperturas en la que consiguió la victoria. Su efectividad, que lo hizo apenar en el comienzo de la campaña, bajó hasta 3.09 y su WHIP de 1.23 hablan de la efectividad que tiene actualmente.
Martín Pérez recuperó a su mejor amigo
El cambio de velocidad es, quizás, la principal arma de Martín Pérez. Con el sinker induce roletazos y trata de colocarse arriba en el conteo, pero es envío lento el que provoca que los rivales desluzcan. Cuando está bien, es muy posible que la presentación del zurdo sea exitosa. Mientras que si tiene poco movimiento y ubicación, el venezolano es predecible.
Fue eso lo que le sucedió en el comienzo de la zafra. El cambio de velocidad no tenía mayor diferencia de millas con la recta y se estaba quedando en el centro del plato. Los rivales lo golpeaban sin contemplación y por eso lo resultados no estaban llegando.
Afortunadamente, el cuerpo técnico de los Red Sox detectó el problema y le solicitó que utilizara un método de entrenamiento diferente. Así como lanzaba pelotas a larga distancia, que hiciera lo propio usando el cambio de velocidad, de forma que recuperara la sensación que había perdido con ese pitcheo.
“Traté de hacer unos tiros largos con mi cambio un poco [entre aperturas] para recuperar la sensación con ese pitcheo”, dijo Pérez. “A 120 pies, simplemente tratando de tener buena extensión frente a mis ojos. El recuperar mi pitcheo y por fin lograrlo fue algo que me emocionó”.
Contra Houston funcionó ese trabajó. La mayoría de sus ponches llegaron con ese envío y a los rivales les costó descifrarlo. Es un buen augurio para su siguiente apertura y el resto de la temporada con los patirrojos.
“Siento que vienen cosas buenas. Cuando eres lanzador y tienes un gran cambio, a veces no cuentas con eso y es difícil competir con solamente dos pitcheos”, cerró.
Escrito por: César Sequera Ramos |@CesarSequera33
Foto: Boston Red Sox