El prospecto número 32 de todo el beisbol hoy en día le tenía miedo a su posición actual hace un tiempo atrás. Gabriel Moreno, uno de las joyas en el «top 50» del ranking de MLB Pipeline, no era fanático de jugar detrás de plato. Estaba acostumbrado a tomar rodados en el infield, sin necesidad de ese peso adicional que viene con la indumentaria diaria de un receptor.
Pero para sus entrenadores en ese momento, antes de firmar como profesional, el poderoso brazo del venezolano era demasiado llamativo como para dejar pasar la oportunidad de investigar qué tan efectivo resultaría desde la receptoría. El experimento generó todos los resultados deseados y Moreno terminó adaptándose a la posición, aunque el proceso fue mucho más complejo de lo que cualquiera se puede imaginar.
«No fue fácil hacerlo al empezar mi carrera«, le comentó el máscara a Sports Venezuela este viernes. «Estamos hablando de la posición más difícil en todo el beisbol. Nunca había quechado que yo recuerde. No sé si llegué a hacerlo en las categorías menores, pero se me hizo complejo porque el simple hecho de bloquear la pelota me daba miedo. Con dedicación, trabajo y esfuerzo pude ir mejorando», añadió.
En efecto, su desempeño detrás de plato continuó mejorando, pero su explosión como prospecto estaría más ligada a una capacidad ofensiva como la de muy pocos. El larense, de 21 años de edad, no estaba posicionado entre los mejores 100 prospectos del beisbol hace un año atrás; sin embargo, su desarrollo como pelotero, y particularmente con el madero, lo tiene en la actualidad como la promesa más importante de su organización, los Azulejos.
«Me siento orgulloso de mí mismo por el trabajo que estoy haciendo. Eso es el fruto del esfuerzo que uno hace desde el momento en que firma», señaló Moreno sobre el rápido ascenso en los listados de joyas más importantes de los Estados Unidos. «Lo de los rankings me alegra a mí, pero más que todo a mi familia. A todo el mundo le gustaría que lo posicionaran así y además eso influye mucho en el beisbol de hoy en día«.
De cualquier forma, y por muy honrado que pueda sentirse, el careta de los canadienses no permitirá que un puesto más privilegiado altere aspectos de su trabajo en el terreno.
«Me gustaría seguir haciendo lo mismo, sin pararle mucho a eso. El año pasado fue duro porque no se jugó pelota, pero siento que me ayudó mucho porque hice trabajos de catcher durante la cuarentena. Aproveché ese tiempo. También fui al complejo alternativo, me fue bien allí y terminé en Venezuela, jugando con Cardenales. Agarré esa tremenda experiencia», recordó.
Un sueño familiar:
Su primer paso por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional fue breve, de tan solo 18 encuentros, pero vaya que también resultó muy significativo. El criollo sacudió para .373/.471/.508, con cinco dobles, un cuadrangular y 11 fletadas con la tropa crepuscular. Más importante que eso, Moreno vivió un sueño, al mismo tiempo en que aprendió de un beisbol distinto.
«Fue una gran experiencia. Siempre había querido jugar allá y más con el equipo de mi ciudad natal, porque yo soy de Barquisimeto«, indicó el paleador. «Aprendí muchas cosas de la pelota invernal. Es diferente, no es igual a como son las cosas aquí (Estados Unidos). Estaba muy feliz de jugar en mi ciudad y de que me vieran mis familiares. Mis padres estaban muy contentos. Ildemaro Vargas, Carlos Rivero, Néstor Molina, Gorkys Hernández, René Reyes y todos ellos me ayudaron mucho también», agregó.
Luego de ese sólido rendimiento en la LVBP, Moreno continuó su ritmo arrollador en las granjas de los Azulejos. Una fractura de pulgar limitó su tiempo de juego a solo 37 cotejos en 2021, pero tal como ya había demostrado en el invierno, el receptor no necesita de mucho tiempo para causar estragos en el pitcheo rival.
Entre la Rookie, Doble A y Triple A, la sensación de Toronto conectó para .367/.434/.626, junto con 10 dobles, un triple, ocho bambinazos y 45 fletadas.
«Me fue muy bien este año antes de la lesión, especialmente en Doble A que fue donde más tiempo pasé. Los problemas físicos nunca se esperan, pero trabajé en una mentalidad fuerte que me permitiera seguir tras mis metas. Mientras estuve lesionado practiqué muchas cosas, como el llamado del juego. Cuando volví al terreno fue algo difícil porque no tuve una rehabilitación sana, llegué de una vez a jugar después de la lesión. Afortunadamente, ya estamos bien», contó.
Y si alguna duda queda con respecto a la recuperación del toletero, solo basta con observar sus números en la Arizona Fall League actualmente. Moreno registra un promedio .361, con siete conexiones de dos bases y un par de vuelacercas en 18 duelos, además de cosechar 16 anotadas y 15 impulsadas. El larense será uno de dos representantes venezolanos en el Juego de Estrellas del circuito este sábado, junto a Juan Yépez de San Luis.
Todo eso deja la bandeja servida para un 2022 que con casi toda seguridad le brindará su primera prueba en el máximo escenario. A este punto de su evolución, no sería para nada sorpresivo que el criollo incluso pudiera formar parte del roster de los Azulejos desde el mismo día inaugural.
«El año que viene será muy bueno para mí, si Dios quiere. La meta es seguir haciendo mi trabajo y recuperarme bien de la mano para dar el 100% en el terreno», aseguró Moreno. «Trataré de pelear por un cupo en el equipo grande durante el spring training. Sería muy bueno poder arrancar el año en las Grandes Ligas, es una meta personal. Eso sí, sin dejar a un lado que antes que nada tengo que seguir divirtiéndome».
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía MLB Pipeline.