La Vinotinto Sub-20 y las madrugadas más felices del 2017

Minuto 90’ y se le apagaba el sueño a toda Venezuela, un país que por todo un mes se desvelaba para acompañar desde casa a sus nuevos héroes: la Vinotinto Sub-20. Se le iba la ilusión a un plantel de 21 jugadores, que hicieron de Corea del Sur el paraíso de lo imposible.

Samuel Sosa sabía que no era titular ante Uruguay, pero sí aguardaba la esperanza que en cualquier momento su oportunidad llegaría. Rafael Dudamel, como si apelara a una corazonada, apostó por el zurdo valenciano al minuto 76’ en lugar de Sergio Córdoba. Su pegada era el último recurso de los chamos.

Y llegó la esperada falta con el tiempo cumplido. ‘Samu’ se paró frente a la pelota como lo hacía Juan Arango, solo que Sosa tenía el dorsal 15 en la espalda, el 18 pertenecía a Luis Ruiz en esa copa. De cualquier manera, el muchacho envió un zurdazo seco directo al ángulo superior derecho de Santiago Mele.

A 14.000 kilómetros estaba gran parte de Venezuela despierta gritando eso gol. Ese bello gol, casi un homenaje al mejor cobrador de tiros libres de Venezuela, le dio otra oportunidad a la Vinotinto de vencer a Uruguay para meterse en la final; la prórroga y los penales se presagiaban mejor.

Vinotinto Sub-20: líder perfecto

Debutar frente a Alemania en cualquier categoría es sinónimo de dificultad y más para Venezuela. La historia de las camisetas en juego está a distancias inigualables e incomparables. Aunque, cuando el talento se junta con el amor propio puede convertirse en irreverencia; una frase que bautizó Richard Páez en este país.

Ronaldo Peña y Sergio Córdova sentenciaron lo previamente dicho, ellos marcaron los goles que trabajaron todos sus compañeros. 2-0 y un debut soñado en el estadio Mundialista de Daejeon.

En ese mismo estadio concretaron la mayor golearon de toda la cita mundialista. Se divirtieron y no dejaron de competir ante un rival que venía de perder 2-3 frente a México. Fue un 7-0 ante Vanuatu. Vélasquez 31’, Córdova 42’ y 73’, Peñaranda 46’, Hurtado 82’ y Sosa 89’.

Esos son seis de los siete goles. ¿El otro? Lo hizo el mismísimo Wuilker Faríñez al 55’ de penal, con suspenso y premio para un guardameta que más adelante terminaría siendo adorado por todo el país.

Ante México la meta era terminar invictos y lo hicieron. Fue un partido duro y mucho roce, pero Sergio Córdova volvió a ser el hombre gol para decidir el partido.

9 puntos, 10 goles a favor y cero en contra. Una Fase de Grupos inmejorable, histórica y que presagiaba lo mejor.

Una amistad placentera con las prórrogas

Los puntos habían quedado atrás, los goles y las buenas actuaciones también. Ahora llegaba el momento de plantear cada partido como una final, cabeza fría y personalidad para ejecutar. Todos, rivales complicados de la categoría.

En los octavos de final se presentó Japón, una de las selecciones más disciplinadas tácticamente en sus categorías inferiores, sobre todo la Sub-20. Venezuela respondió con un planteamiento parecido, se notó que Rafael Dudamel estudió al rival y su selección no se mostró tan vulnerable ante un rival exigente.

Fue un choque al mejor estilo de una partida de ajedrez: cada movimiento tuvo un significado. Así se fueron a la prórroga con un empate sin goles que resolvió el capitán Yangel Herrera, quien cabeceó un tiro de esquina certero de su socio ideal: Ronaldo Lucena. La táctica fija los metió en cuartos con ese gol al 108’.

La alcabala gringa fue dura en la ronda de los ocho finalistas. Venezuela fue ampliamente superior a los Estados Unidos y de nuevo lo tuvo que resolver en los tiempos extras. 26 intentos en total (ocho entre los tres palos) tuvieron los de Dudamel. Mientras que escasamente llegó el rival al pórtico de “San Faríñez”, y sacó las que tuvo.

Adalberto Peñaranda (96’) y Nahuel Ferraresi (115’) pusieron arriba a la Vinotinto, hasta que llegó el descuento de Ebobisse (117’) que le dio un sabor dramático hasta último momento. Nada frenaba la rebelión.

Garra charrúa insuficiente

Ni siquiera los uruguayos que exigieron todavía más las piernas cansadas de estos guerreros, los hicieron llegar hasta la última instancia: la tanda de penales. Antes, tuvo Sosa que empatarlo al 91’. Era el momento para que el cancerbero de Nuevo Horizonte diera un salto a la historia.

Faríñez, ese que marcó ante Vanuatu de penal, sacó sus manos para taparle el segundo penal a Rodríguez y el quinto a Nico De La Cruz. Ni se inmutó el muchacho. Su tranquilidad al momento del delirio de los compañeros solo denotaban que su personalidad es de sangre fría, y de pecho caliente.

La Vinotinto Sub-20 estaba en la final de la Copa del Mundo.

La Vinotinto Sub-20, a un penal de la gloria eterna

30.346 espectadores en el estadio Mundialista de Suwon, la gran final entre dos selecciones que vivieron momentos de drama y exigencias para llegar al último día. Al frente, una Inglaterra poderosa y llena de talento. Una selección que mostró varias maneras para hacer daño a sus rivales.

Venezuela apostó a la tenacidad, planteó un encuentro de tú a tú y nunca supo concretar. Ronaldo Lucena tuvo la primera clara y la mandó al palo derecho de Woodman, lo verás cinco veces en repetición y no encontrarás explicación sobre lo ocurrido.

Faríñez, que había estado imponente, no pudo en la segunda pelota que le quedó a Calvert-Lewis al 35’. Ese fue el único gol del partido. Aunque después Sergio Cordova no concretó un mano a mano y Adalberto Peñaranda apagó el rayito de luz que le llegaba a la selección con un tiro penal errado.

La historia no terminó en Suwon, aunque quizá de haber ganado el trofeo hubiese deparado otras realidades para esa generación de Guerreros.

A pesar de ello, la Vinotinto Sub-20 llegó tan lejos como ninguna otra selección de fútbol nacional llegó antes. Siempre serán recordados.

Escrito por: Raúl Zambrano Cabello / @ZambranoPoesia
Foto: @SeleVinotinto

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