Entre pisos y techos

Tener a un base experimentado que supere los 35 años en tu equipo no es algo descabellado, ni en la NBA ni en el baloncesto internacional. Lo fuera de lo común es que tus tres dueños de la posición superen esa edad. Y así ha sido la realidad de la selección venezolana hasta, al menos, la Copa del Mundo 2023. ¿Por qué?

El primer gran mérito es de ellos mismos: Gregory Vargas, Heissler Guillent y David Cubillán han sido los conductores inamovibles de la generación que acumuló más éxitos como colectivo, y al día de hoy, siguen dominando la liga local. Se han logrado mantener por encima de la vara que les impusieron.

Un dato que surgió previo a la definición de la SPB 2023 es que de las últimas 12 finales del baloncesto venezolano -en las ediciones que participaron- solo una vez no estuvo presente uno de ellos tres.

«No siento que me estén roncando»

Por más que en la reciente década siempre formaron parte de las organizaciones más dominantes del país, es una muestra de cómo en esos quintetos seguían siendo garantía para trascender dentro de la competencia. Protagonistas. Algo que ningún otro piloto ha podido consolidar por un tiempo sostenido. Y es por eso en parte que siguieron haciendo el 12 de cada convocatoria importante hasta la cita en Okinawa siempre que estuvieron sanos.

«No siento que me estén roncando», fue la honesta forma de expresarse de Cubillán, cuando en el podcast Pura Bulla le consultaron si algún otro base de la liga venezolana le genera la misma sensación que sus dos experimentados «hermanos» de mil batallas a la hora de enfrentarse.

Y es que por rendimiento solo un Harol Cazorla o Edwin Mijares, ya pasados de los 30 años, podrían acercarse estos últimos tiempos, pero hablando fríamente es más que sensato que aún sigan siendo los tres «generales» de los tabloncillos nacionales por sus diferentes atributos que los diferencian entre sí, y a su vez los complementan logrando compartir cancha y quinteto simultáneo por tantos años con la Selección.

¿Ahora?

La cuestión ahora es: ¿Qué hacer en el futuro inmediato del combinado nacional? Pues, tal vez no hayan pilotos jóvenes, de los que se asoman desde Estados Unidos, los que estén creciendo en Europa o que jueguen la liga local, que hoy en día puedan tener un piso de rendimiento equiparable al del trío en cuestión. Hoy. Porque falta roce, experiencia, trabajo físico, y más que nada -aunque sea redudante con experiencia- minutos en pista de calidad y alta competencia.

Hoy tal vez no tengan el piso mínimo, pero sí podrían tener un techo mayor en el futuro al de los tres vigentes porque son cuatro años en los que pueden mejorar y alcanzar unas condiciones físicas topes de su carrera por edad (mientras los manejadores nombrados por naturaleza deban bajar). Pensando no solo en clasificar a un Mundial, sino que en 2027 Venezuela pueda por lo menos superar lo hecho en 2023 (0-5 y peor actuación en cinco presentaciones).

No hablo de borrar a Vargas, Cubillán y Guillent automáticamente. También dependerá de sus decisiones personales ya que es un sacrificio el compromiso. Pero se vienen un par de años «light» fuera de competencias de grandes galones dado a la no obtención de un boleto para el Preolímpico y es momento de probar.

El futuro inmediato:

-Juegos Panamericanos (octubre 2023, rivales por conocer)
-Clasificatorios a la AmeriCup (Argentina, Colombia y Chile en el grupo) en ventanas de Febrero 2024, Noviembre 2024 y Febrero 2025
-AmeriCup 2025 (que solo reparte cupos a los Panamericanos de 2027)
-Primera Ronda de los Clasificatorios al Mundial 2027 (rivales seguramente Argentina o Brasil como fuertes, y dos por debajo del ranking y cercanos geográficamente como Panamá, Colombia, Chile o Paraguay de acuerdo a lo visto en los últimos 6 años de sorteos)

Es el momento de probar, de darle cancha, de perder algún partido contra un rival históricamente inferior como cuando Cubillán y Vargas fueron parte de la derrota ante Colombia en su primer torneo con la Selección Mayor (Sudamericano 2010) y que se quedaron al borde de no clasificar al Preolímpico 2011. Así se podrá ver quiénes están hechos para asumir la conducción del equipo venezolano.

No voy a dar una lista de candidatos, ni usar este artículo para elevar campaña por alguno. Al final, como también declaró David en la entrevista mencionada, se lo tienen que ganar al igual que ellos hace 13 años. Pero para ganarse ese puesto será necesario una oportunidad y también es justo decir que habían más chances de pelear un lugar en el pasado.

Preselecciones y concentraciones largas, más meses de competencia local, el Sudamericano que ya no existe y servía para foguearse contra rivales más modestos y la posibilidad de no clasificar al FIBA Américas era casi nula. Ahora hay 20 equipos en SPB, al mismo tiempo hasta 5 importados que absorben más minutos.

No hubo un irruptor

Mantener a uno de ellos en los siguientes llamados tampoco es ilógico. Marcelinho Huertas fue el segundo base de Brasil en el Mundial con 40 años. Y no fue el principal porque irrumpió un Yago Santos que dominó la liga brasileña, firmó en Alemania, salió campeón (y MVP de las finales) y ahora va en vías a su primer año en la Euroliga, ya contratado por el Estrella Roja para cubrir la baja de Facundo Campazzo.

Ellos (Gregory, David y Heissler) no son Marcelinho (aún uno de los mejores en su posición en la ACB), pero en nuestro universo, son el equivalente. Entonces, para que sirvan de mentores, para elevar el nivel interno de competencia, bienvenidos sea uno, dos o los tres, rotándose en los futuros llamados.

Abriéndole espacio al relevo pensando en cuando ya no puedan estar, al menos así lo ve quien escribe esta nota. Pensando en la cúspide del ciclo -si se llega a Catar 2027 y después Preolímpico 2028-. Porque aunque ahora no tengamos un Yago Santos, no siempre tendremos a nuestros Marcelinhos.

Escrito por: Santiago Aceituno R / @SantiAce23
Foto: FIBA

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