Bastante se ha hablado de la candidatura de Bob Abreu como acompañante de Luis Aparicio, y posiblemente de Omar Vizquel, como los únicos venezolanos en el Salón de la Fama de Cooperstown. Algunos lo consideran una aberración, mientras que otros piensan lo mismo de quienes deciden descartarlo.
La mayoría, sin embargo, parece estar indecisa sobre su opción real; y aunque la duda suele ser, erróneamente, asociada a la ignorancia en muchas oportunidades, cuando menos en esta ocasión, un “quizás” o “podría ser” lucen como las respuestas más inteligentes.
Abreu fue un excelente pelotero, de los mejores de toda su época. Pero incluso una mirada profunda a sus estadísticas, tradicionales y avanzadas, deja en duda su mérito para ser inmortalizado junto a la realeza del béisbol.
Comparaciones no tan fiables
Las recientes comparaciones de números que se han viralizado en las redes sociales con Tony Gwynn y Mike Trout, entre otros, son llamativas e interesantes, pero también muy engañosas y tergiversadas.
Algo que sí es incuestionable con respecto a la carrera del “Comedulce”, es que rankea entre las más infravaloradas en la historia del juego.
El jardinero bateó para .300 puntos o más en seis temporadas distintas, así como también sacudió 20 jonrones o más en nueve ocasiones, robó 30+ bases (seis veces), anotó y empujó 100+ carreras (ocho veces cada una), registró 100+ boletos en ocho zafras corridas y marcó .400+ en el renglón de OBP en ocho oportunidades. Todo eso sosteniendo un historial médico envidiable que le permitió disputar 151 juegos o más en 13 de sus 18 campañas en las mayores.
De 1998, su primer año como regular con los Filis, a 2004, Abreu fue el quinto o sexto jugador más valioso de todo el béisbol, según el WAR de Fangraphs y Baseball-Reference. Por delante del maracayero en ese lapso, solo estuvieron Barry Bonds, Alex Rodríguez, Todd Helton, Andruw Jones y Scott Rolen; sin embargo, el patrullero recibió invitación al Juego de Estrellas únicamente en la última de esas temporadas.
Paciencia mal vista
Una de las razones por las que Abreu fue tan menospreciado parece deberse a su reconocida paciencia en el plato. El criollo le hizo swing a solo el 34.9% de los pitcheos que vio entre 2002 y 2014, el tercer porcentaje más bajo de toda la gran carpa en dicho período. Si bien en el béisbol de hoy en día esa cifra sería más que valorada, en aquella época los swings grandes eran vistos como el mayor aporte de un pelotero, en especial de un jardinero derecho.
“Bobby estaba muy adelantado a su época en cuanto a trabajar a los lanzadores”, dijo su exmanager, Larry Bowa, en la ceremonia de inducción del venezolano al Muro de la Fama de los Filis en 2019. “En una era en la que todos los bateadores buscaban las gradas, Bobby se mantuvo fiel a su estilo. Por su velocidad, un boleto se convertía en un doble. Era bueno bajo presión y estaba en control total de sus turnos. Tenía la mejor combinación de poder, velocidad y paciencia en el plato”.
Abreu registró un WAR de 35.2 (promedio de 5.9 por año) entre 1999 y 2004. Su marca más baja en ese lapso llegó en 2001, cuando tuvo 5.2 en dicho departamento, la única temporada en ese espacio de tiempo en que no rankeó entre los mejores 10 del béisbol.
Filadelfia no ayudó
Otro de los motivos por los que su carrera no recibió tanto alardeo como merecía, posiblemente tenga que ver con que, en su mejor etapa como pelotero, Filadelfia no consiguió logros significativos como equipo. Los cuáqueros ganaron apenas 75 juegos en 1998, 77 en 1999 y 65 en el 2000.
En 1999, Abreu tuvo una línea ofensiva de .335/.446/.549, junto con la mayor cantidad de triples (11) de la liga. Su promedio y OBP rankearon en el puesto tres del circuito ese año y su OPS+ de 147 fue séptimo. Con un WAR de 6.1, el guardabosques apenas culminó en el puesto 23 en la votación al MVP.
Al año siguiente, Abreu ni siquiera recibió un voto para el premio, a pesar de conectar 25 cuadrangulares, estafar 28 almohadillas, registrar un OPS+ de 143 y un WAR de 6.2. Mientras que en 2001, terminó en el lugar 16 de la carrera tras marcar topes personales en jonrones (31) y bases robadas (36), en lo que significó su primera campaña 30-30. Con todo esto, Abreu no fue invitado al Juego de Estrellas en dicha zafra.
Entre 2002 y 2003, Abreu registró un WAR combinado de 11.4, gracias a un par de temporadas de 20 vuelacercas, 100 pasaportes recibidos, averages de .300 o más y OBP de .400 o más. Luego de conectar para .301/.428/.544 con 30 bambinazos, 40 bases robadas y un WAR de 6.6 (el mejor de su carrera y octavo en su circuito) en 2004, el “Comedulce» finalmente asistió a su primer Juego de Estrellas, aunque apenas consumió un turno como emergente.
Faltó redondear
Ahora bien, todo eso podría sugerir que, en efecto, Abreu es un claro merecedor de la exaltación al “Templo de los Inmortales”, pero tal como señalamos al inicio, es un tema más digno de “quizás” que de cualquier otra cosa.
Los números del aragüeño son muy llamativos, pero no es menos cierto que la mayoría se quedaron cortos de formar una cifra redonda que hubiese sido mucho más interesante para los votantes. Abreu robó exactamente 400 bases, pero se quedó a 30 hits de los 2.500 de por vida, a 12 estacazos de los 300, a nueve puntos de los .300 de promedio (estuvo por encima hasta 2009), a cinco puntos de .400 de OBP (se puso por debajo de esa marca en 2011) y a 25 puntos de los .500 de slugging.
Su WAR vitalicio de 60.2 se ubica en el puesto 19 entre jardineros derechos, 0.5 por encima de un futuro Salón de la Fama como Ichiro Suzuki y 0.7 más que un ya inmortal Vladimir Guerrero; de hecho, el WAR de Abreu es mejor que el de 13 de los 27 jugadores de su posición actualmente en Cooperstown, pero aún así está 11.7 por debajo del promedio entre todos ellos.
Asimismo, Abreu rankea en el puesto 16 de WAR en su etapa tope como pelotero (41.6), mejor que el de 16 de los patrulleros derechos ya inmortalizados, pero tal cifra sigue estando 0.8 por debajo del número estándar.
La disciplina es su mejor opción
A pesar de su habilidad para registrar buenos promedios a lo largo de su carrera, la mejor carta de presentación de Abreu ante los votantes no es otra que su capacidad para embasarse en general. Entre 1998 y 2011, el toletero perteneciente a los Leones del Caracas en Venezuela se ubicó 12 veces en el top 10 en el departamento de boletos recibidos de su liga. Eso sin contar la campaña de 2006, en la que lideró a todas las Grandes Ligas en ese renglón, a pesar de ser cambiado de un circuito a otro a mediados del año.
Además, Abreu rankeó en el top 5 de esa categoría en siete ocasiones en el espacio de tiempo mencionado previamente. Sus 1.476 pasaportes obtenidos son la vigésima mayor cantidad en la historia.
Abreu se posicionó entre los mejores 10 de la liga en OBP en siete oportunidades entre 1998 y 2005, y rankeó entre la mejor decena de todo el béisbol en 2006.
Una máquina de llegar a las bases
El criollo no está ni cerca de los 3.000 incogibles en MLB, pero sus 3.948 veces en base (la suma de hits, boletos y golpeados) se ubica en el puesto 49 de todos los tiempos, incluso por encima de inmortales como Tim Raines, Gwynn, Jesse Burkett y Harold Baines.
Entre los peloteros con cuando menos 7.000 apariciones al plato en sus carreras, el OBP de .395 de Abreu está igualado en el lugar 43 de la historia, y su OPS+ está empatado en el puesto 109, dos puntos por debajo de Carl Yastrzemski, Roberto Clemente y Dave Winfield, además de uno menos que Eddie Murray. El venezolano está igualado con Jim Rice y por encima de Rickey Henderson. Todos miembros del Salón de la Fama.
La búsqueda de “pros» y “contras» podría prolongarse por horas y horas, justo el motivo por el cual, en el caso de la candidatura de Abreu a Cooperstown, el mayor error es dar una cosa u otra por segura.
La esperanza sigue viva
El “Comedulce” tiene un gran expediente para analizar, y si bien el 5.5% de votos recibidos en su primera oportunidad en la boleta es muy poco alentador, no olvidemos que el recién exaltado Larry Walker llegó a recibir apenas el 10.2% de apoyo en su cuarto año de elegibilidad.
Incluso si se le llega a terminar el tiempo en la papeleta, la opción del Comité ha rescatado muchos casos marginados en un inicio, como pasó con Ted Simmons, quien ni siquiera repitió en el boletín tras ser expuesto por primera vez en 1994.
Por eso y mucho más, con Abreu la respuesta sigue siendo “quizás”.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta / @AndresEspinoza
Foto: MLB