Miguel Rojas se reencontró con el jonrón, pero por poco lo estropeó (+Video)

Miguel Rojas nunca será un bateador de poder. Conectar cuadrangular no estará dentro de sus prioridades cuando le toque consumir una oportunidad ofensiva, ni en la actualidad o durante los años que vienen, porque hacer contacto, embasarse y adelantar a los corredores es su fortaleza. Pero tampoco es agradable acumular tantos juegos sin un vuelacerca.

Era precisamente con lo que batallaba Rojas. Tenía 12 compromisos sin sacar la pelota del parque, más de 40 chances ofensivos sin sentir esa satisfacción de soltar un batazo de vuelta entera, sin embargo, ese conteo se reinició en el encuentro entre los Marlins ante los Nacionales, el segundo de una serie de cuatro enfrentamientos.

Miguel Rojas aprovechó un lanzamiento que Jon Lester no ubicó de la mejor manera. El campocorto de Miami golpeó la pelota con contundencia y la vio alejarse con mucha rapidez. Fue tanta la atención que le prestó al batazo y, quizás la emoción de que finalmente finalizó su sequía de poder, que olvidó lo más básico: pisar la primera base.

Afortunadamente, el coach de primera base de los Marlins se dio cuenta de la desatención del venezolano. Inmediatamente le recordó y lo obligó a frenar su carrera. Rojas regresó, pisó la almohadilla y continuó con su paso, agradeciendo de que su estacazo no se eliminó por un descuido que hubiera sido costoso.

Fue apenas su cuarto jonrón de la campaña, pero de nuevo, nunca se le exigirá que lidere a su conjunto en ese departamento. El slugging vitalicio de Miguel Rojas es de .362, por lo que recordará al universo de las Grandes Ligas que la potencia ofensiva no es una de sus herramientas y que cada batazo de vuelta entera es un aporte extra. Además, es una invitación al pelotero para que pise todas las bases, porque no siempre sacará pelotas del parque.

Miguel Rojas evoluciona como bateador

Miguel Rojas se ganó a pulso ser un pelotero de todos los días en las Grandes Ligas. Fue algo que a pocos les sorprendió, porque su ética de trabajo y la brillantez de su guante para evitar anotaciones rivales son aspectos que los Marlins quieren tener todos los días en el campo. Lo que pocos contaban, incluso en Miami, es que su madero iba a ser temido por los lanzadores de las Grandes Ligas.

Rojas, un bateador de .265 de por vida y un tímido OPS vitalicio de .683, se convirtió en un toletero rendidor. Ahora es capaz de hacer daño y no ese jugador inofensivo del pasado. Por segundo año consecutivo su OPS ajustado supera los 100 puntos (103 y 138 en 2020) invitan a pensar que se convirtió en un toletero sobre el promedio en las Grandes Ligas.

¿Cómo sucedió ese cambio tan abrupto? Miguel Rojas perfeccionó su disciplina en la caja de bateo. El pelotero de 32 años de edad ahora hace menos swing en el plato, solamente intenta golpear a los envíos que están en una zona en la que puede hacer daño y deja pasar los lanzamientos que provocarían un contacto manso.

“No es solo una mentalidad, es una forma de abordar la temporada. Cada turno al bate va a contar, cada lanzamiento, cada atrapada”, afirmó Miguel Rojas sobre su crecimiento en 2020. “No es nada nuevo que esté haciendo. Es una forma con la que afrontamos esta temporada”.

Los números indican eso. Los roletazos, esos que normalmente son atrapados con facilidad por los defensores, Rojas los bajó del 50% en su carrera, al 43.2% en la actualidad, un porcentaje mejor al promedio de las Grandes Ligas (45.3%). Las líneas, que sería el tipo de conexión más creíble porque acostumbran a recorrer más distancia, las consigue en un 35.1% en la campaña, el mejor de todas las mayores.

“Soy muy persistente. Intenté mucho tiempo mejorar ofensivamente”, afirmó Rojas a Fish Stripes “Siempre he estado ahí luchando por una oportunidad y una oportunidad. Siempre quiero competir en un campo de béisbol con todo lo que tengo”.

Escrito por: César Sequera Ramos |@CesarSequeraa33

Foto: Miami Marlins

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