Regresión de Santander tiene confundidos a los Orioles

Baltimore siempre ha tenido grandes expectativas con Anthony Santander. Desde seleccionarlo en el draft de Regla 5 en 2016 y comprometerse a mantenerlo en el roster del equipo grande durante toda la campaña siguiente, hasta la actualidad, cuando el venezolano atraviesa por batallas físicas que han tenido un efecto negativo en su rendimiento dentro del terreno de juego.

La confianza de los Orioles en el jardinero llegó a tal nivel que, a pesar de que se reportó que varios conjuntos mostraron interés en adquirir sus servicios durante el pasado invierno, el alto mando de la organización colocó su precio tan alto que ninguna divisa logró pescarlo; esto incluso con una tropa oropéndola que está en medio de un proceso de reconstrucción hoy en día.

Pero el desarrollo de la carrera de Santander ha sido más que confusa hasta los momentos. En su limitado tiempo de juego entre 2017-2019, el margariteño siempre dejó en evidencia el potencial que había enamorado a Baltimore, pero no fue hasta la recortada zafra anterior que realmente se asomó como una figura en potencia.

En 37 desafíos antes de sufrir una lesión que le puso punto final a su contienda, el patrullero ligó para .261/.315/.575, con 13 dobles, un triple, 11 jonrones, 32 impulsadas y un OPS+ de 136.

Su éxito en el cajón de bateo también se trasladó a la defensiva, pues Santander terminó el año como finalista al Guante de Oro.

No es difícil entender el interés de distintas organizaciones por el criollo hace algunos meses, así como tampoco es complejo de comprender las razones del alto precio solicitado por los Orioles a cambio.

Un giro que no estaba en los planes:

Sin embargo, aún cuando se tenía previsto que el toletero se estableciera de una vez por todas este año como un pelotero estelar dentro del club, las cosas han tomado un camino inesperado por todos.

Además de perder un mes con molestias en el tobillo izquierdo, Santander ha bateado apenas para .240/.274/.383, con solo cuatro bambinazos, 16 fletadas y un OPS+ de 79.

En los jardines, su desempeño también se ha deteriorado, al punto de que llegó a la jornada del jueves con -5 en el departamentos de outs por encima del promedio. Asimismo, su velocidad de «sprint» se ha reducido de 26.8 pies por segundo en 2020, a 26.0 en la vigente campaña.

Un vistazo a las estadísticas de Santander este año es suficiente para apreciar que las mismas lucen mucho más parecidas a las que registró el isleño en 2019, que a las que cosechó un año más tarde.

El ángulo de salida promedio del guardabosques bajó de 24.8 grados en su zafra dorada de 2020, a 13.5 en lo que va del actual torneo. Mientras tanto, en 2019 fue de 15.3.

Por otro lado, Santander ha bateado rodados en el 39.7% de las veces este año, comparado con 23.6% hace un año atrás. No obstante, hace dos campeonatos su marca fue bastante parecida a la actual (39.2%).

Sus porcentajes de ponches desde 2019 hasta 2021 han sido los siguientes: 21.2%, 15.2% y 25.7%. ¿Sus tantos por ciento de conexiones hacia la banda contraria? Esos van así: 23.8%, 32% y 21.3%.

La regresión de Santander cuando ha estado sano en esta temporada tiene en un estado de confusión absoluta a los Orioles, que se encuentran en una etapa propicia para identificar qué piezas están con la divisa para quedarse por varios años, cuáles son simplemente complementos del momento y quiénes servirán de carnadas de cambio para obtener a nuevas promesas.

Un reporte reciente de MLB.com indicó que el valor de Santander vía canje continúa siendo bastante alto rumbo al «Deadline» de 2021, una clara señal de que la directiva de Baltimore todavía considera que el slugger puede recuperar su forma del año pasado.

Al final, todo se resumirá en el rendimiento que pueda ofrecer el venezolano en las siguientes semanas, pues Baltimore quiere saber qué esperar de él a futuro.

O en su defecto, qué piezas adquirir a cambio de sus servicios.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: MLB.com.

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