«Si me hubieran dicho que esto iba a estar ocurriendo, no lo hubiera creído«. Con esa frase, Juan Yépez dejó claro este lunes, a través del portal oficial de los Cardenales de San Luis, que su realidad actual estuvo muy cerca de nunca ocurrir.
En su momento, el venezolano lo soñó, pero a mitad de camino en la misión de convertirlo en su verdad, el destino parecía cerrarle las puertas de forma definitiva. Un ejemplo claro fue en 2019, cuando el paleador se encontraba en el spring training extendido y en la categoría Rookie, los mismos lugares en los que había estado cinco años atrás, cuando recién había firmado al profesional con los Bravos de Atlanta.
Con 21 años de edad, Yépez comenzó a cuestionar su capacidad de llegar a las Grandes Ligas y de poder cumplir las metas que se planteó antes de estampar su rúbrica en un contrato profesional. Poco tiempo después, el caraqueño encontró a los mentores correctos en las filiales de los pájaros rojos, que no solo cambiaron su swing, sino también el curso de su carrera.
«Hubo tiempos difíciles. Tenía 21 años y solo podía pensar que estaba de vuelta en donde todo había empezado«, recordó Yépez. «No voy a mentir, hubo muchos momentos complicados. Pero por eso mantienes la fe en Dios y confías en el proceso».
Como se ha hecho costumbre en los últimos años con muchos bateadores, una de las claves para el éxito del criollo estuvo en modificar su swing, con la finalidad de alejar la pelota lo más posible de la tierra. Con un metro y 85 centímetros de estatura y 90 kilos de peso corporal, Yépez era capaz de generar el poder suficiente para triunfar, si perfeccionaba la técnica.
«Estoy muy contento de haber sido miembro de la organización de los Cardenales en ese entonces, porque ellos cambiaron mi swing y mi carrera. Solía batear muchos rodados, pero con ellos (coaches), todo se trató de poner la pelota en el aire», explicó.
Primero de lo que se espera sean muchos:
Este pasado lunes, el toletero demostró los beneficios de dicho enfoque. Por primera vez en su joven trayectoria en el mejor beisbol del mundo, Yépez sacudió un par de cuadrangulares en el mismo desafío y llegó a nueve en el presente torneo.
«Supongo que me dieron mi último chance en 2019 y gracias a Dios pude hacer algo con él«, señaló el prospecto. «Quizás era mi última oportunidad, no lo sé. Solo estoy agradecido de que los Cardenales confiaran en mi talento y me hicieran el jugador que soy hoy en día», añadió.
Luego de un sólido inicio en su transitar por la gran carpa, Yépez había entrado en un bajón considerable durante las últimas semanas, causado por algunas fallas en su mecánica. Tras varias sesiones de trabajo con sus coaches, el panorama pareciera estar volviendo a despejarse.
«Hemos hablado de algunos ajustes que necesitaba», dijo el mánager de los Cardenales, Oliver Mármol, al respecto. «Uno de ellos era mental, pues tenía que seguir firme con su enfoque de llevar la bola al medio del campo. El otro ajuste fue mecánico, para que no abriera tanto su parte frontal. Lo ha logrado y se están viendo los resultados».
Además, esa relación de mentor y pupilo que ha desarrollado el criollo con Albert Pujols, también ha tenido su impacto. Yépez se ha convertido en la sombra del dominicano, siguiéndole para arriba y para abajo en el campo y pidiendo retroalimentación tras cada uno de sus turnos.
«Lo llamé ‘Albertcito» ayer (domingo), porque siempre están juntos», señaló el lanzador Adam Wainwright. «Es algo increíble para Yépez. Es lo más grande que le pudo ocurrir. Poder compartir todos los días con Albert Pujols y hacerle preguntas. Tiene la posibilidad de absorber como esponja de uno de los mejores bateadores de todos los tiempos. Nada supera eso».
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Cardenales.