Yulimar y Caterine en contravía (+Video)

La puesta en escena del capítulo 32 de los Juegos Olímpicos, Tokio 2020, caído el telón, deja en entreluces toda la brillantez y genialidad de la venezolana Yulimar Rojas (25) y, en la acera de enfrente, el final del camino en luz que se extingue, la colombiana Caterine Ibargüen (37), otrora resplandeciente, ahora menguada en condiciones por la función cronológica inevitable para el hombre.

Así, para Ibargüen, oriunda de Apartadó en Antioquia Colombia, concluye su era. Para Yulimar, nacida en Caracas y criada en Pozuelos, Puerto La Cruz, es apenas el inicio de la suya, como lo sentenció en sus declaraciones a la BBC de Londres: “No hay palabras que lo puedan describir ahora mismo. Yo estoy en una nube. No lo creo. Hemos cumplido, ha sido un largo recorrido que hoy se materializa aquí en Tokio como la nueva era de Yulimar Rojas”.

Marcada la diferencia en Tokio 2020 a favor de la venezolana, no hay porque establecer comparaciones, salvo que, la coincidencia de ambas, dominantes en pistas y escenarios mundiales en los últimos años, por los logros, registros de cada una de ellas, es obligatorio decir que estaban en contravía. Yulimar, en la cresta de la ola, aguas abajo y Caterine a contracorriente.

Cifras que respaldan

Los análisis técnicos sobre las bondades atléticas de una y otra corresponden a los entrenadores. Las conclusiones ante el hecho deportivo permiten cobijarnos bajo el farol de las estadísticas -resultados- llevadas minuciosamente por la World Athletics, ente rector de la disciplina y tienen el parámetro de ser abordadas a partir de 2014.

Ibargüen, con gran estela, luego de Londres, rebasados los 30 años de edad, atesoró (2014-2015-2016), en citas de envergadura, su mayor número de competencias (33) y registros, siempre arriba de los 14,70 metros, los cuales refrendó con la medalla dorada en los Olímpicos de Río 2016.

Durante ese lapso (2014-2015-2016) Yulimar Rojas, que apenas irrumpía en el firmamento como triplista, 18-20 años de edad, estaba en sus saltos entre los 13 y 14 metros y medio (14,59), con la salvedad que el 23 de junio 2016, en Moratalaz-Madrid, España, en un meeting, lanzó un agudo aviso al rebasar por primera vez los quince metros (15,02).

Río 2016 cobijó a Rojas e Ibargüen en los Olímpicos. Caterine sacó a relucir su casta, recorrido, para quedarse con el oro. Secaba las agallas de Yulimar, quien aplazaba sus aspiraciones hasta Tokio 2020 cuando lució incontenible. Desparpajo en la ronda de clasificación y esencia pura, talento, gema afilada por el entrenador Iván Pedroso para el salto de cierre (sexto) que selló la gloria y acrecentó su rol de superestrella.

Para refrendar el momento, al lado de los dioses, apilaba Yulimar entre sus alforjas el oro y los nuevos registros, marcas olímpica y mundial que siempre van de la mano de los superdotados. En definitiva, era su consagración.

En Mónaco punto de quiebre

Después de Río 2016, los duelos Rojas-Ibargüen alimentaron el morbo. El acoso de la venezolana sobre la dominante Caterine era incontenible, hasta que el 11 de julio 2019 en el estadio Louis II en el principado de Mónaco, Liga de Diamante, Yulimar, voraz en sus aspiraciones, quiebra a Ibargüen al saltar 14,98 para llevarse el triunfo. La colombiana fue quinta con 14,33.

Rojas había vencido en una oportunidad anterior, Liga de Diamante, primera vez, apenas por seis centímetros de diferencia (14,84/14,78), el 8 de junio 2017, a Ibargüen en la cita cumplida en el Estadio Olímpico de Roma.

Desde Mónaco, el promedio de registros de Yulimar Rojas escala como la espuma, mientras que el de Ibargüen se estaciona con tendencia al descenso. Rojas empieza aguas abajo hasta la hazaña de Tokio 2020, mientras que para Ibargüen el desempeño viene a contracorriente, grandes esfuerzos para mantenerse en la élite.

El sello de los 15 metros

Impetuosa en su desempeño, sin mengua en sus aspiraciones, Yulimar Rojas ha hecho de los 15 metros un sello personal en el salto triple de la rama femenina, sin olvido que existe una rendija para el reto de avanzar hasta los que parecen alcanzables 16 metros.

En su historial, desde que lo hiciera por primera vez en España (2016), el resultado final de sus competencias, refleja que ha rebasado los quince metros catorce (14) veces, siete de ellos en las ocho citas que ha intervenido en el 2021, sin olvido de aquellos registros solapados, como el 15,41 y 15,25 que antecedieron al categórico 15,67 de Tokio 2020, para dejar establecido como promedio en sus saltos de este año 15,22 metros.

Ibargüen, por su parte, en los anaqueles históricos de la World Athletics registra que entre el 2014 y el 2021 rebasó los quince metros en cinco oportunidades, la última de ellas fue en Río 2016 cuando alcanzó 15,17 para quedarse con el metal dorado y extender su trayectoria un ciclo olímpico más.

Registro de similitudes

En el cruzado camino de las dos triplistas, si bien existen diferencias marcadas en los últimos años, en sus trayectorias hay similitudes. Ambas tienen una medalla de oro y una de plata en Juegos Olímpicos; también par de triunfos en campeonatos del mundo; Juegos Panamericanos; Centroamericanos y Sudamericanos, entre otras conquistas.

Ibargüen fue seleccionada mejor atleta de la rama femenina por la antigua IAAF en 2018 y Rojas obtuvo el mismo honor en 2020 por parte de la World Athletics.

Tienen también ambas que sus destinos, desde lo técnico, han sido apuntalados, marcados por entrenadores cubanos.

De cara al futuro, Ibargüen cierra su exitoso ciclo, su era. En cambio, Yulimar apenas está en el comienzo de la suya, como ella misma la definió. Tiene un camino abierto, casi expedito para ensanchar, agrandar su gloria, alentada por todo un pueblo que la sigue y respalda, que espera, aderezada con sus excentricidades y zancadas, verla, rauda y mágica, “flotar” en la pista de impulso y después del tablón de pique, “volar” en su destino final hacia la fosa, ese predestinado lugar donde solamente aterrizan y dejan huella los grandes.

Escrito por: Frank Depablos Useche / @Frankdepablos1

Foto: @TeamRojas45

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