Hace 47 años, Luis Aparicio participó en su “último baile” en la LVBP

Mencionar el nombre de Luis Aparicio evoca a sus buenos momentos en la Major League Baseball (MLB), donde se ganó un lugar en el Salón de La Fama por su calidad defensiva y su capacidad de robar bases.

Pero sus logros no se limitaron a los diamantes del Big Show, pues en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) mostró su talento durante 13 temporadas y disputó su último encuentro el 23 de diciembre de 1974, es decir, hace exactamente 47 años.

Lo hizo con Cardenales de Lara, el último de los cinco equipos para los cuales trabajó en los campos del país. Previamente lo hizo para Gavilanes, Leones del Caracas, Tiburones de La Guaira y Águilas del Zulia.

Se despidió de la mejor manera, pues conectó un hit remolcador de la carrera de la diferencia en el éxito 5-4 de los crepusculares sobre Águilas en el parque Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto. Se ganó la ovación del público en lo que fue “su último baile” en la LVBP.

El torneo de despedida de Aparicio

El cotejo entre aves representó el último de los 15 que Aparicio jugó en la campaña de su adiós, cuando tenía 40 años.

Según estadísticas de Pelota Binaria, el campocorto promedió .200 en ese torneo de la LVBP, después de conectar 11 indiscutibles en 55 turnos, entre ellos un par de dobles.

También anotó siete carreras, empujó tres y se estafó una almohadilla. Presentó un slugging (media de cojines alcanzados) de .236.

Los guarismos del torpedero en la LVBP

Este parador en corto, nacido el 29 de abril de 1934 en Maracaibo (Zulia), se estrenó en la LVBP en el certamen 1953-1954 y acabó su participación en la ya mencionada justa 1974-1975. Durante ese lapso disputó 407 cotejos.

Mantuvo un avarage vitalicio de .261 tras sacudir 393 inatrapables en 1.505 oportunidades. Entre sus conexiones destacaron 63 tubeyes, 15 triangulares y siete vuelacercas.

También hurtó 58 estaciones, remolcó 136 rayitas y marcó 211 durante una trayectoria en la que exhibió un slugging de .337. Levantó dos trofeos de la LVBP con los escualos, luego de ayudarlos a coronarse en las «zafras» 1964-1965 y 1965-1966.

Sin duda, tuvo un buen desempeño en la LVBP que le valió para entrar al Templo de los Inmortales de la LVBP en 2003 y erigirse, hasta ahora, como el único con su nombre inscrito en los panteones de la MLB y el torneo patrio, algo que lo convierte en un beisbolista único en su clase.

Escrito por: Joseph Ñambre | Twitter: @JosephSports27

Foto: Cortesía de Javier González | Twitter: @javiergon56

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