Sonríen de vuelta en Cooperstown: Miguel Cabrera alcanzó los 500 jonrones

Miguel Cabrera es uno de esos jugadores con los que ya se puede ir pensando sobre qué dirán en sus discursos de inducción al Salón de la Fama. ¿Qué anécdotas recordarán? ¿Sucumbirán ante el llanto? En fin, un sinnúmero de inquietudes que no tendrán respuestas por varios años más todavía. Pero Cabrera, Albert Pujols, Clayton Kershaw, Mike Trout, Jacob deGrom y muchos otros, gozan de esa seguridad en la papeleta gracias a sus impresionantes carreras aún vigentes.

Eso no quiere decir que añadir otra hojita al portafolio que se presentará frente a los miembros de la Asociación de Escritores de Beisbol de América, responsables de controlar el ingreso al «Templo de los Inmortales», sea poco prudente.

Este domingo, después de ocho juegos en total suspenso, «Miggy» completó una de las planillas más importantes de su candidatura. El toletero oriundo de Maracay se convirtió en el vigésimo octavo paleador en la historia de las mayores en sumarse al club de los 500 jonrones en el mejor beisbol del mundo.

El escenario fue el Rogers Centre de Toronto, donde el criollo había sacudido siete de sus 499 bambinazos para el momento en que se escuchó la voz de «play ball» en la faena dominical. El lanzador – y víctima también en este caso – fue Steven Matz, quien no pudo contener a Cabrera en el sexto capítulo y vio cómo su cambio de velocidad de 84.4 millas por hora viajaba hacia lo más profundo entre el jardín central y el derecho, hasta que la bola se perdió de vista más allá de la barda.

Primer criollo, sexto latino:

La conexión del dos veces MVP viajó un aproximado de 400 pies de distancia, justo después de salir de su madero con una velocidad de 104.1 millas por hora.

Cabrera, a sus 38 años de edad, se convirtió en el primer jugador en alcanzar dicha cantidad de bambinazos desde que lo hiciera David Ortiz en 2015. Además, el corpulento toletero también es el primero en lograr la hazaña con el uniforme de los Tigres.

De los 28 jugadores con cinco centenas o más de vuelacercas en la gran carpa, Cabrera es solo el sexto latino y primer venezolano. El resto son Ortiz, Pujols, Sammy Sosa, Rafael Palmeiro y Manny Ramírez.

Si el 11 veces invitado al Juego de Estrellas no hubiese conseguido el histórico palazo este domingo, la siguiente oportunidad llegaría el martes, en una serie corta de dos juegos entre los Tigres y los Cardenales en el Busch Stadium de San Luis, recinto que sirvió de escenario para que el aragüeño sonara su cuadrangular 400 en 2015.

«Obviamente, es un gran bateador y uno de los mejores de todos los tiempos», le comentó el japonés, Shohei Ohtani, a MLB.com sobre Cabrera durante la reciente serie que tuvo lugar en el Comerica Park entre Anaheim y Detroit. «Ha sido una persona maravillosa en cada ocasión en la que he conversado con él. Es tan respetado en el mundo del beisbol, que hubiese estado bien si me daba el jonrón 500 a mí. En lo personal, quiero ver que ocurra pronto».

Tan solo unos días después de esas declaraciones, Ohtani y millones de fanáticos alrededor del mundo obtuvieron su deseo. Un nuevo guiño del venezolano hacia Cooperstown, que indudablemente fue de los más emblemáticos, pero que con casi toda seguridad no será el último.

Con esa meta asegurada, el foco de Cabrera recaerá ahora sobre los 3.000 incogibles, el otro gran objetivo frente a él cuando inició el actual torneo.

Su batazo de cuatro esquinas el domingo significó su hit número 2.955 de por vida. Con 36 juegos restantes en el calendario de ronda regular de los bengalíes, sacudir 45 imparables luce como una meta bastante ambiciosa; aunque la recompensa sería extraordinaria: convertirse en el primer pelotero en la historia de MLB en registrar su jonrón 500 y su indiscutible 3.000 en la misma temporada.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Cortesía Tigres.

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