Tokio bajó su telón y dejó a Venezuela con las ilusiones por las nubes de cara a París 2024

Después de dos semanas de emociones, Tokio 2020 bajó su telón. La edición 23 de los Juegos Olímpicos, desarrollada un año después de su fecha original por razones de la pandemia, concluyó este domingo con la celebración del acto de clausura y el simbólico apagado del pebetero.

La ceremonia se desarrolló en el estadio olímpico de Tokio y contó con la participación de autoridades de Japón, además de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, encargado de ofrecer el discurso de despedida.

«Por primera vez desde el inicio de la pandemia, el deporte se ha unido, esto nos da esperanza y confianza en el futuro. Los Juegos de Tokio son los Juegos Olímpicos de la esperanza, la solidaridad y la paz», señaló Bach en la primera parte de su intervención.

«Ustedes (los atletas) nos han asombrado durante los últimos 15 días con sus lágrimas, su alegría y sus éxitos. Encienden la magia de los Juegos. Han subido más alto, más rápido, más fuerte, desde que estábamos todos juntos», añadió el titular del COI sobre la cita de Tokio, que se cumplió en medio de restricciones por el coronavirus y la ausencia de público en las gradas.

Venezuela se despidió de un Tokio 2020 inolvidable

Venezuela tuvo presencia en el acto de clausura. Antonio Díaz, uno de los abanderados de la delegación tricolor, fue uno de los atletas criollos que no se quiso perder el momento y asistió al estadio olímpico para vivir una última experiencia como deportista activo.

Tokio significó para Venezuela la cita olímpica de mayores alegrías y celebraciones, a razón de cuatro medallas, su cifra más alta en una edición, y seis diplomas olímpicos. A todas luces, el balance es altamente positivo, más aún cuando se recuerda que era una delegación corta, de apenas 43 atletas, 12 de ellos pertenecientes al equipo de voleibol.

Venezuela ubicó a uno de los suyos entre los ocho mejores en 10 de las 31 pruebas en que participó. Y terminó como el  cuarto mejor país entre los latinoamericanos dentro del medallero definitivo, solo superado por Brasil, Cuba y el sorpresivo Ecuador.

Estados Unidos ganó los Juegos de Tokio gracias a la medalla de oro en el voleibol de cancha femenino, que le permitió desplazar a última hora a China de la cima del medallero, mientras que Venezuela concluyó en el puesto 46, gracias al oro de Yulimar Rojas (atletismo) y las platas de los pesistas Julio Mayora y Keydomar Vallenilla, además del rider Daniel Dhers, leyenda viviente del BMX estilo libre.

Atrás quedó Barcelona 92 como la cita en el que los nuestros habían tenido mejor figuración, lo mismo que Los Ángeles 1984 y Rio 2016 como las ediciones con mejor cosecha, en ambos casos con tres preseas.

Las cosas pintan bien para París 2024

Venezuela dice ‘arigato’ (gracias en japonés) y enfoca su mira hacia París. Los venideros Juegos Olímpicos serán en tres años (2024) y dejan un sentimiento de esperanza dentro del ‘búnker’ venezolano.

Para empezar, Yulimar Rojas, la indiscutible reina del salto triple, llegará a esa cita, si no aparece alguna lesión en el camino, en plenitud de forma, a una edad (28 años), en la que, según dicen los expertos de la ciencia deportiva, los atletas experimentan su momento cumbre.

No aparece en el horizonte alguna rival que ponga en peligro su supremacía y parece que el reinado de la venezolana se prolongará un rato largo. Así que, como ocurrió en Japón, Rojas seguramente acometerá la justa en la capital francesa como favorita número uno.

Por algo la misma organización de París 2024 la ha puesto en el primer póster referente a la competencia, en clara señal de que desde ya la tiene como una de las probables figuras. Y cómo no, si en Tokio saltó más lejos que nadie y con su 15.67 quebró un récord de 25 años.

Y así como Rojas, Mayora y Vallenilla invitan al optimismo, toda vez que son deportistas que apenas están saliendo de los 20 años y en París llegarán con más capacidades físicas y madurez como atletas.

Incluso, el mismo Daniel Dhers, intacto de condiciones a sus 36 años, anunció que buscará la clasificación hacia París y tratar de lograr una segunda medalla, pero ya con público en las gradas.

No más atletas mendigando apoyo

Se avecinan días de festejos y celebraciones. En el afán de hacer propaganda, desde las esferas gubernamentales vendrán discursos de presunción e insistencia de vender la idea de que somos un país potencia y estamos muy por encima de los vecinos, por ejemplo, Colombia, que, a diferencia de Venezuela, tuvo unos Juegos con rendimiento por debajo de las expectativas.

A decir verdad, resultado mata todo. Pero no es indicativo del presente que vive el deporte criollo. Son muchas las correcciones que deben hacerse. Punto de partida, reactivar los Juegos Nacionales, rescatar a esas decenas de atletas que optaron por el retiro a temprana edad o cruzaron fronteras en busca de mejorar su situación económica.

También mejorar el apoyo a los héroes criollos. No deben repetirse las escenas de atletas mendigando respaldo, como ocurrió con la balista Ahymara Espinoza o la nadadora de fondo Paola Pérez, ni que una judoca de altísimo rendimiento como Anriquelis Barrios advierta que planea retirarse porque la beca que recibe del Estado es insuficiente.

Yulimar Rojas y Daniel Dhers viven fuera del país hace años y pueden salir adelante sin la ayuda del Estado. Rojas es ficha del FC Barcelona y hace vida en España, como parte del ‘team’ del entrenador cubano Iván Pedroso, mientras que Dhers residen en Estados Unidos desde hace 15 años e incluso tiene su propio complejo de entrenamientos, sin olvidar que cuenta con el patrocinio de una reconocida bebida energética y ello le permite asistir a cuanta competencia quiera.

Pero no todos tienen ese privilegio. Ni siquiera Rubén Limardo, el campeón olímpico de espada en Londres 2012, quien meses antes de los Juegos de Tokio reveló que trabajaba como delivery en Polonia, donde vive, para aumentar sus ingresos y responder a sus obligaciones como esposo y padre.

Ojalá haya los ajustes y en París se pueda ver una delegación más numerosa, que supere lo hecho en Tokio. De todos modos, bien por los atletas, que han dejado la bandera tricolor en alto en suelo nipón y sobre todo han demostrado que el deportista venezolano es competitivo y están para grandes cosas.

‘Sayonara’ a Tokio y ‘salut’ a París. Venezuela aguarda con grandes ilusiones la próxima edición de los maravillosos JJOO. Por fortuna, esta vez la espera será más corta.

Escrito por: Carlos José Méndez / @CarlitosJMendez

Foto: @diazkarate

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